La historia del Dirndl: siglo XVIII, Oktoberfest y actualidad
Puede que actualmente el Dirndl sea un símbolo de las celebraciones del Oktoberfest, pero no siempre ha sido así. La concepción del Dirndl como prenda femenina, y de su compatriota, el Lederhosen, como prenda masculina, surgió en los Alpes del sur de Alemania (principalmente en la zona de Baviera), Austria, Suiza e Italia. Habitual entre campesinas y criadas durante el siglo XVIII, el Dirndl pasó a popularizarse entre las mujeres de las clases altas, que lo renovaron con telas caras, pasando a convertirse en una prenda de moda entre famosas y habitual en bodas y festivales.
La popularidad del Dirndl dio un giro después de la Segunda Guerra Mundial, cuando pasó a utilizarse para propaganda nazi como símbolo de la mujer alemana ideal. Esto hizo que muchos alemanes y el resto del mundo crearan rechazo hacia esta prenda. No querían que se les asociara con las atrocidades de la dictadura del Tercer Reich. A partir de la década de los 70 su popularidad resurgió entre la bávaros, a menudo como forma de reapropiación y con la voluntad de borrar los estigmas que roedaban a esta prenda con tanta carga cutural. A partir de la década de los noventa, su fama siguió creciendo y hoy se ha convertido en una prenda habitual entre mujeres jóvenes y adultas en las calles de Múnich —la principal ciudad de Baviera—, las discotecas y, como no, en las celebraciones del Oktoberfest.
Anatomía del Dirndl
Al igual que el vestido en sí, la historia del Dirndl es compleja y diversa. A pesar de la evolución de las técnicas de costura, hoy todavía se sigue llevando al estilo de los siglos XVIII y XIX. Aunque suele constar de cuatro prendas separadas (la falda, el corpiño, la blusa y el apron), en la actualidad también es habitual ver diseños con el corpiño y la falda unidos a modo de vestido, sin que esto interfiera en el aspecto general de esta prenda. Su confección requiere de gran esfuerzo y destreza, y los Dirndl más elaborados, así como aquellos confeccionados con métodos tradicionales, pueden costar cientos o incluso miles de dólares. ¡Cuando veas uno con tus propios ojos entenderás por qué! A continuación te explicamos cada una de las partes que lo configuran para que te hagas una pequeña idea de lo que conlleva confeccionar este maravilloso atuendo.
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La falda del Dirndl
Tradicionalmente, la falda llegaba hasta los tobillos, con un diseño plisado y corte circular, por lo que se necesitaba mucha tela para confeccionarla. Con los años y tras varias reapariciones, el diseño del Dirndl ha ido variando, sobre todo por lo que al bajo se refiere. Hoy suele ser un vestido de largo medio, que queda justo por debajo de las rodillas. También está la versión mini del vestido, bastante popular en las últimas ediciones del Oktoberfest, si bien es más propio de las turistas y las chicas más jovencitas. La falda suele incluir un bolsillo que queda escondido debajo del apron, perfecto para mantener las nuevas tecnologías (el teléfono, principalmente) fuera del alcance de la vista.
El corpiño del Dirndl
Tradicionalmente, el corpiño del Dirndl no va junto con la falda y se basa en la popular silueta victoriana. Ceñido y de corte bajo, suele lucir escote abierto o cuadrado y se ajusta con corchetes o cordones (hoy en día, con cremallera oculta). Los detalles varían en función del modelo, pero suelen incluir cordoncillos, bordados o el típico ribete Froschgoscherl (los maravilosos rosetones de tela estilo origami), alrededor del cuello, para destacar el escote. Si esto ha despertado tu interés, no te pierdas esta selección de bordadoras. ¡Las posibilidades son infinitas!
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La blusa del Dirndl
No es una blusa cualquiera. Está diseñada específicamente para llevar con el Dirndl y quedar justo por debajo del pecho, para no añadir volumen innecesario al ceñido corpiño del vestido. Antiguamente era de color blanco (y, en ocasiones, negro), con manga abombada y escote abierto en forma de corazón o cuadrado. Como la blusa queda mayoritariamente cubierta por el vestido, los detalles se añaden en la parte visible, es decir, el escote y las mangas, que habitualmente lucen bordados y fruncidos.
El apron (o delantal)
El apron es el toque final del Dirndl y bien merece que le prestemos algo de atención. Antiguamente funcional y actualmente con características estéticas, el apron es el delantal con pliegues, y algo más corto que la falda, que se ata con una faja grande en forma de lazo por delante o por detrás del vestido. Cuenta la leyenda que donde luces el lazo refleja tu estado civil y, si bien se trata de una teoría que carece de precisión histórica, puede que te resulte interesante saberlo si tienes previsto acudir a alguna de las celebraciones del Oktoberfest. Según la tradición del Oktoberfest, si luces el lazo delante y a la izquierda, significa que estás soltera y te interesa conocer a gente, mientras que si lo luces en la parte derecha, estás casada, en una relación o simplemente no te interesa conocer a nadie.
Si tienes pensado confeccionar uno de estos clásicos y favorecedores vestidos folclóricos alpinos, ya sea para acudir a las fiestas del Oktoberfest o para, simplemente, poner a prueba tus habilidades de costura, en internet encontrarás cientos de recursos disponibles con instrucciones paso a paso. Burda Style es uno de los sitios web con la mejor selección de diseños (tradicionales y modernos), así que no sería mala idea que lo visitaras y echaras un vistazo a sus diseños. Cuando hayas decidido qué estilo te gusta, da rienda suelta a tu imaginación cuando elijas la tela y los colores. El Dirndl se puede confeccionar en una gran variedad de colores y estampados. Las telas más comunes para su confección son el algodón de gramaje medio, el satén, tejidos de seda (tafetán y dupioni) o incluso la lana (perfecto para el invierno). O puedes mezclar varios tipos de telas en un mismo diseño (pero asegúrate de incluir una de nuestras etiquetas de cuidado para saber cómo lavarlo). ¡Diviértete y Viel Glück!